Toral Wines y TerravitaBevs realizaron una nueva gira por distintas ciudades de México, fortaleciendo la presencia de sus marcas en un mercado cada vez más dinámico. Según datos de 2024, el consumo per cápita de vino en México alcanza los 1,3 litros anuales, una cifra que contrasta con los 0,08 litros registrados en 2021, reflejando un crecimiento sostenido y prometedor.
A modo comparativo, en Estados Unidos el consumo asciende a casi 10 litros per cápita, aunque con una tendencia a la baja del 4% anual en los últimos años.
En cuanto a preferencias de mercado, los vinos californianos concentran su consumo principalmente en Cancún y Los Cabos, mientras que los vinos chilenos presentan una distribución más equilibrada en los distintos canales de venta, tanto on premise como off premise.
Desde hace décadas, los vinos de Chile han formado parte del consumo cotidiano en México. Desde los supermercados hasta los restaurantes, las etiquetas chilenas han generado reconocimiento y confianza entre los consumidores. Sin embargo, el verdadero desafío hoy es dar un salto cualitativo: no sólo aumentar el volumen, sino también reinventar el valor, la sofisticación y la percepción en el paladar mexicano.
Un nuevo pulso en la exportación
Cerca del 80 % de la producción vitivinícola chilena se destina a la exportación, con cifras que rondan los 60 millones de cajas al año. En México, las importaciones muestran que en 2023 se ingresaron 1,95 millones de botellas chilenas por un valor de 49,7 millones de dólares y un precio medio de 25,45 USD por botella.
En 2024 el volumen aumentó a 2,1 millones de botellas, aunque el precio bajó a 23,57 USD. Y en los primeros cuatro meses de 2025, se han importado más de 700 mil botellas, un 17,5 % más que en el mismo periodo del año anterior, mientras el precio medio descendió hasta 21,62 USD. Esta tendencia refleja que, aunque el mercado crece en volumen, el nicho premium aún está por afianzarse.
Desafíos para reposicionar la marca Chile
Uno de los principales obstáculos es que Chile sigue asociado al segmento de entrada o medio. El reto es cambiar ese portafolio hacia un mix que incorpore mayor valor, sin subir los precios de manera artificial, sino a través de la calidad, el origen, la técnica y la complejidad. Las regiones específicas juegan un papel fundamental: zonas Maule Costero o Maule Cordillera ofrecen perfiles de terroir diferenciados que pueden ser la clave para impulsar la nueva etapa del vino chileno.
Cepas que cuentan historias y los productos innovadores que trae TerravitaBevs y Toral Wines
Para comprender el perfil que Chile quiere mostrar, 4 cepas representan bien esta evolución vinícola:
- Cabernet Sauvignon Bourbon Barrel, más estructurado y elegante, especialmente cuando proviene de regiones como Maule Costero, ideal para vinos de guarda. Últimamente, envejecido en distintas variedades de licor como tequila, ron y bourbon están marcando tendencia.
- Cabernet Sauvignon Tequila Barrel Aged, con un estilo totalmente innovador, busca conectar con un público joven y curioso, abierto a descubrir nuevas experiencias. Su carácter proviene de un proceso único de maduración: seis meses en barricas de roble americano y dos meses adicionales en barricas previamente utilizadas para envejecer tequila.
- Chardonnay Mantequilloso, un perfil que ha gustado y son éxito absoluto como estilo disruptivo en países como Brasil y Estados Unidos.
- Sauvignon Blanc cordillerano, proveniente de viñas en zonas como Maule Cordillera con vinos frescos, minerales y muy adecuados para climas cálidos como el mexicano.
Estas variedades reflejan una narrativa más compleja que busca seducir al consumidor que ya conoce lo básico del vino chileno y está listo para descubrir su siguiente nivel.
México: oportunidad y estrategia
Gracias al Tratado de Libre Comercio entre México y Chile, el vino chileno entra al país sin aranceles, lo que facilita su llegada. No obstante, debe enfrentar impuestos internos y una competencia global cada vez más intensa, además del crecimiento de la industria nacional.
La estrategia se centra en tres frentes: trabajar con el canal especializado, fortalecer la presencia en restaurantes y bares, y conectar con el consumidor final a través de experiencias. El vino, como producto cultural, se vende junto con gastronomía y enoturismo, y Chile busca potenciar ese vínculo aprovechando la creciente cultura del vino que México ha desarrollado.
Toral Wines y TerravitaBevs, un año más presente en el evento de Prissa en Ciudad de México
Durante el fin de semana pasado, Prissa organizó su tradicional Feria del Vino y Destilados 2025 en la Ciudad de México, un espacio que reunió a una decena de productores, importadores y, por supuesto, Terravitabevs y Toral Wines, además de cientos de etiquetas tanto nacionales como internacionales, incluyendo una destacada selección de vinos premium provenientes de Chile, España, Argentina, México, Francia, California, Italia, etc.
Se realizaron catas especializadas dirigidas por sommeliers reconocidos, presentaciones de nuevas etiquetas de gama alta y rondas de maridajes gourmet que integraron comida de autor, música en vivo y zonas lounge para entusiastas del vino. Esta feria se afianza como una vitrina clave no sólo para el consumo de volumen, sino también para abrir la puerta al segmento de alta gama, lo que refuerza la oportunidad de que el vino chileno muestre su evolución hacia mayor calidad, sofisticación y reconocimiento en el mercado mexicano.
Casa Donoso Bourbon Barrel Aged
Como ejemplo de esta nueva generación de vinos chilenos, destaca la línea Bourbon Barrel Aged de Casa Donoso. Proveniente del Valle del Maule, combina 100 % Cabernet Sauvignon, con un envejecimiento en barricas de bourbon americano que aporta notas de chocolate negro, caramelo y vainilla. El resultado es un vino concentrado pero elegante, que equilibra potencia y sutileza. Esta etiqueta representa la innovación y la búsqueda de identidad que definen el nuevo rumbo del vino chileno: una apuesta por el carácter, la técnica y la distinción, pensada para conquistar al consumidor que busca experiencias auténticas en la copa.
El desafío de Chile en México no es sólo aumentar ventas, sino construir una nueva percepción. Con una oferta diversa, regiones con identidad propia y una generación de enólogos que apuestan por la excelencia, el vino chileno tiene todo para consolidarse en el segmento premium. La meta está clara: que cada copa servida en México hable de calidad, origen y evolución.
Fuentes:
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